¿Qué dice su hijo?

¿Por qué le duele la cabeza a mi hijo?

Dessin illustrant un enfant qui a mal à la tête à cause d'un trouble visuel

Si tu hijo tiene dolor de cabeza, con una sensación de mareo o náuseas y vómitos, estos síntomas pueden ser causados por trastornos visuales. Por lo general, se trata de un trastorno refractivo, una patología ocular que requiere el uso de gafas, o una alteración de los movimientos oculares.

Menciona estos trastornos a tu pediatra, quien puede derivarlo a un control oftalmológico para exámenes adicionales.

Trastornos oculares desencadenantes

Existen tres tipos de trastornos visuales frecuentes que pueden ser especialmente responsables cuando estos síntomas aparecen en los niños: la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

La miopía puede causar dolores de cabeza

La miopía es una patología oftálmica que provoca una visión borrosa de lejos. Debido a esta reducción de la visión de lejos, los niños tienden a entrecerrar los ojos para ver mejor. También pueden acercarse los libros a los ojos y aproximarse a las pantallas. Todos estos hábitos fatigan al ojo y pueden causar dolores de cabeza.

Por otra parte, el exceso de corrección de la miopía también puede causar dolor en el cráneo. Por ese motivo es esencial un examen de la vista en profundidad.

Hipermetropía y migrañas oftálmicas

Cuando una persona tiene hipermetropía, su cerebro tiende a compensar en gran medida la falta de visión. Por lo tanto, es un trastorno visual que puede pasar desapercibido durante mucho tiempo. Por lo general, un largo período de lectura o frente al ordenador puede desencadenar los primeros síntomas.

Astigmatismo: migrañas, vértigos y vómitos

El astigmatismo afecta tanto a la visión de cerca como de lejos. Está relacionado con una deformación de la córnea. Los síntomas de la migraña son frecuentes, ya que el cerebro debe compensar constantemente la visión. 

Tratar los síntomas con el tratamiento adecuado

Cuando ves que tu hijo sufre de dolores de cabeza, solo deseas aliviarlo. Todos conocemos esa sensación dolorosa de martilleo en las sienes, como si tuviéramos una barra en la nuca, molestias en las vértebras cervicales o pulsaciones en un lateral de la cabeza. Y lo menos que podemos decir es que es desagradable.

Lo primero que hay que hacer es evaluar la frecuencia de las crisis. Si el dolor no va acompañado de congestión nasal (sinusitis), deshidratación o falta de sueño, y si se repite con regularidad, puede tratarse de un problema de visión. 

Una consulta con el pediatra del niño o con el oftalmólogo para que diagnostique con precisión la patología permitirá elegir la corrección óptica correcta. Estas crisis dolorosas no serán más que un mal recuerdo.

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